Un denominador común de muchos de nuestros productores es haber sido pioneros o revulsivos en sus respectivas zonas, y ése es el caso de Casa Castillo. Jumilla ha sido, y sigue siendo en su inmensa mayoría una zona que produce graneles, vinos recios, concentrados y cálidos.

Ubicada a los pies de la Sierra del Molar, la finca cuenta con 400 has., 150 de las cuales son de viñedo. Defienden una baja densidad de plantación (entre 1.600 y 2.600 plantas por hectárea); tienen suelo calizo y arenoso gracias al cual podemos encontrar un viñedo plantado en 1942 en pie franco; presenta diferentes exposiciones, aunque la orientación norte predomine, en la búsqueda de frescor; su viticultura se adapta a la climatología extrema de este altiplano donde llueve muy poco, unos 350 litros al año concentrados en abril – mayo, y octubre – noviembre.

El periplo vital de José María y el proyecto de bodega les ha llevado a buscar dentro de una muy marcada identidad mediterránea, una finura y elegancia desconocida hasta entonces en la monastrel, la que es su variedad estandarte.