Roberto de Miguel decide en 1991 hacerse cosechero y generar un mayor valor para el fruto del trabajo en sus viñedos. Y son sus hijos, Arturo y Kike, quienes heredan el saber hacer de los viticultores de oficio de su pueblo y un viñedo original y bueno plantado por su abuelo. Ahora, Arturo sigue adelante con Artuke, y Kike con viñedos.

Los Locos es uno de sus vinos, denominado así porque a la gente del pueblo les pareció en su día una locura que se plantara un viñedo en un paraje pobre y poco productivo. La Condenada es otro, era una viña destinada a ser arrancada por su bajo rendimiento y salvada por los hermanos, que se han convertido en viñadores del siglo XXI y en un ejemplo para otros jóvenes de Rioja.

En muy poco tiempo han logrado extraer el auténtico carácter y sabor de su pueblo, y han sabido entender e interpretar el de otros viñedos de pueblos cercanos como Ábalos o San Vicente de la Sonsierra. Como gran ejercicio de estilo han volcado su visión plantando un viñedo radical de 3,9 has. en Samaniego, Paso las Mañas, en el límite de cultivo, a los pies de la Sierra de Cantabria, recuperando madera de sus mejores viñas y elaborando en consecuencia un vino puro, sin maquillaje, fiel a su paisaje.