Soca-Rel. Binissalem, Mallorca.

Con más de 25 años de experiencia, Pep Rodríguez es un viticultor mallorquín que decidió emprender su propia bodega en el año 2019 tras más de una década investigando la vinificación de variedades autóctonas. Soca-Rel (“de pura cepa”) es una bodega artesana de minifundio ubicada en Binissalem, Mallorca. Una iniciativa confidencial y honesta, profundamente arraigada al territorio en todas sus dimensiones.

El viñedo es un auténtico jardín en el que Pep apostó tanto por las variedades autóctonas como por la tradicional coplantación con frutales. De estricto cultivo ecológico, se extiende sobre 4,5 hectáreas divididas en 3 pequeñas parcelas situadas entre Binissalem y Consell, y donde conviven hasta 13 variedades autóctonas de uva, siendo manto negro, escursac, esperó de gall, vinater blanc y fogoneu las que forman el grueso de la plantación. El manejo, más allá de su enfoque ecológico, revela un conocimiento minucioso de cada componente de la viña para exigirle sólo aquello que tanto el suelo como las variedades pueden aportar en ese contexto.

La gestión de la fertilidad del suelo, de la poda o el minucioso uso que se hace del agua, son el resultado de la experiencia que Pep ha ido desarrollando como viticultor antes de emprender su propio proyecto. A pesar de que todas las tareas, desde la poda al embotellado, pivotan en torno a una sola persona, Pep también consigue dar apoyo a investigaciones diversas: sobre material genético o ecología del suelo entre otras, con el objetivo de promover un modelo agroecológico cualitativo.

Más allá del viñedo, Soca-Rel es un perfecto ejemplo de cómo la mejor viticultura puede ser también una aliada del territorio. Aspectos como el microparcelario, la coplantación de la viña con frutales, la superficie y distribución de infraestructuras ecológicas en el viñedo, el soporte a la biodiversidad… y en definitiva, la integración del cultivo en la matriz territorial, son algunos de los elementos más sobresalientes de este proyecto.

La bodega se encuentra situada a pie de viña: una infraestructura sencilla y operativa para elaborar unas 16.000 botellas con media docena de referencias. Una producción modesta que refleja el camino marcado desde hace años de ser un proyecto honesto que tiene en la sostenibilidad el núcleo central de las decisiones del negocio, integrandola como una parte lógica e indisociable del resto. Una bodega que nunca hubiera existido sin este componente de compromiso con el territorio­

 
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Miguel Merino. Rioja.